martes, 29 de enero de 2013

De CUZCO a PUNO por la Ruta del Sol





Dejamos Cuzco y comenzamos una etapa de 10 horas de carretera, remontando hacia los Altos Andes y cruzando la Puna; es la zona del mal de altura o Soroche con el que deberemos convivir durante tres días más.


La llamada Ruta del Sol – por la carretera nacional 3S - asciende de N.O. a S.E. desde Cuzco hasta el Lago Titicaca siguiendo en principio el alto valle del Urubamba. Este río que nace en Raqchi con el nombre de Vilcanota desciende luego por el Valle Sagrado hasta la localidad que le da su nuevo nombre y luego baña los accesos a Machu Picchu desde Aguas Calientes. La ruta asciende en altura progresivamente pasando por las parameras que, desde los 3.500 metros aproximadamente dan paso a la Puna. Es este un piso alpino con clima frío de alta montaña, flora de tundra y fauna adaptada a la altura.

La Puna. El Soroche.

Estamos en el “reino” del Soroche, donde el aire tiene una menor concentración de oxigeno y cuesta mucho más respirar. Es el altiplano andino donde sus habitantes, sobretodo los niños, muestran unas sempiternas mejillas rojizas por la altura y por el frío. Sus habitantes están adaptados al medio, equipados con  una capacidad pulmonar natural superior a la nuestra. El frío nocturno marca la diferencia térmica con el día mucho más por la altitud extrema que por la estación del año. Y sin embargo esta región andina es uno de los centros mas antiguos de domesticación de plantas: quinoa, papas, nabos, etc.; y de animales como la llama, la alpaca, la vicuña, el guanaco, la vizcacha o el cuy, todos ellos fundamentales en la vida y comida andina.

Considero preciso aquí hablar del M.A.M  ó Mal Agudo de Montaña. En esta región lo bautizan como “Apunarse” es decir  llegar a la Puna. O sencillamente como se le conoce en lengua quechua, el Soroche. Veamos por tanto que sucede en el organismo del visitante.   A partir de los 2.500 metros de altura el oxigeno comienza a escasear por el adelgazamiento de la capa de atmósfera. Los habitantes de estas zonas están acostumbrados pero el visitante no lo está y necesita adaptarse.  ¿Qué ocurre en nuestro organismo cuando hay menos oxígeno para respirar? Pues que la sangre, menos oxigenada,  se vuelve más espesa y dificulta la circulación general. Como consecuencia se pueden producir varias efectos desagradables, aunque por lo general no todos al mismo tiempo: dolor de cabeza, fatiga al caminar, palpitaciones, dificultad al respirar, nauseas, etc.  Yo diría que cada uno siente el soroche de una forma diferente pero.... las soluciones son igual para todos. Muchos no lo sienten en absoluto, y se adaptan rápida y perfectamente. Hoteles, autobuses y restaurantes suelen estar equipados con bombonas de oxígeno y aplicadores nasales para casos de emergencia.

He aquí algunos Consejos prácticos para combatir el Soroche:

Comer poco y no alimentos pesados, no tomar café ni bebidas alcohólicas, beber mucha agua, descansar y dormir mucho, andar despacio, no correr ni llevar cargas pesadas. Lo mejor es adaptarse antes de empezar la visita y programar el recorrido de forma escalonada. Cuando el viaje no lo permite así, hay que paliar los efectos. Lo más frecuente es recurrir a la planta de coca y de hecho los guías y los lugareños es lo primero que recomiendan. ¡Si, han oído bien¡ La planta de coca se produce aquí desde siempre y su uso por los indios les ha permitido llevar una vida activa completamente normal.

La planta de Coca. Mascar sus hojas frescas es un excelente remedio para combatir el soroche.

La coca se toma de tres formas, bien masticando las hojas tiernas de la planta, la más común y parece que más efectiva, aunque el sabor amargo no es muy agradable; bebiendo mate de hojas de coca, como una infusión normal, que se ofrece por doquier; ó bien comiendo caramelos de coca, de cuya efectividad muchos dudan, si bien no es despreciable en este tema el efecto placebo.  Yo no tomé nada de eso.  Con una aspirina – que adelgaza la sangre – lo solucioné.

Las 10 horas de trayecto entre Cuzco y Puno  suponen 387 kms, Con 5 paradas y los cambios del paisaje, más los interesantes comentarios de nuestro guía,  nos van a distraer de la fatiga del viaje. Aún así algo cansados llegaremos a Puno sobre las 5 de la tarde, cuando ya comienza la atardecida. Nuestro autobús es particular pero existen otras dos formas de realizar esta ruta, aunque las dos duran 10 horas. En autobús de línea de Inka Express y en Tren con Perurail. Carretera y la vía férrea se acompañan de continuo.

 Andahuayllas, Raqchi, La Raya, Pukara.


Reunión social en Andahuayllas


Nuestra primera parada fue en ANDAHUAYLLAS a solo 36 kms de Cuzco. Allí los jesuitas edificaron en 1580, una pequeña iglesia dedicada a San Pedro que esconde la llamada “ Capilla Sixtina del Perú “; nombre muy pomposo para una sencilla estructura que, además, esta totalmente en restauración. Las zonas que los andamios dejaban al descubierto permitían adivinar algo de las pinturas del siglo XVII de Luis de Riaño y un techo cubierto de pan de oro. Las paredes muestran pinturas de escuela cuzqueña; el altar mayor de estilo barroco está tallado en cedro con oro y tiene tabernáculo en plata maciza. Es decir una auténtica joya tras la simple portada de una iglesita de pueblo.

La segunda parada es en RAQCHI, a unos 120 kms  más al sudeste. Visitamos aquí un impresionante complejo arqueológico incaico dedicado al dios Wiracocha que el 9º Inca Pachacútec mandó construir en su honor,  agradecido por las ayudas que la divinidad le prestaba.

Restos arqueologicos del Templo de Viracocha, en Raqchi.
El gran muro que subsiste tiene 92 por 25. En tiempos sostuvo un edificio de cinco naves y es la estructura más alta  de los monumentos incaicos que nos han llegado.  Comprende también una ciudadela, 156 qolqas ó silos redondos para guardar las cosechas y diversos aposentos donde vivía el personal militar. Hay cinco fuentes de donde mana el agua de la “Pacha Mama” ó madre tierra y todo ello está rodeado por 7 kms de murallas ya muy desvanecidas. Dentro de este perímetro está el pequeño pueblo de San Miguel con su humilde iglesia. La plazuela se aprovecha para mercado de artesanos donde todo visitante suele acabar comprando.

Sicuani. La familia de los camélidos andinos

En SICUANI tomamos un almuerzo buffet mientras las llamas se paseaban casi a nuestro lado. Aquí aprovecho para hablar de la familia de los camélidos de Sudamérica, parientes lejanos de los camellos asiáticos que migraron hace miles de años cruzando el estrecho de Bering. Mas pequeños y armoniosos que sus ancestros, en Perú existen dos especies silvestres: la vicuña y el guanaco;  y dos domesticadas: la alpaca y la llama. Estos camélidos son esenciales para las comunidades de campesinos que crían sobretodo llamas y alpacas.  

Llamas y alpacas
La llama es el burro de los Andes y su principal animal de carga; pues no olvidemos que los incas desconocían el caballo que llegó con los conquistadores españoles. Y la alpaca es la oveja andina,  por la lana tan excelente que produce. La vicuña,  que vive en grupos en estado semi  salvaje, es como un cervatillo de un bello color tostado y cría  un pelo de excelente calidad utilizado para textiles de lujo. El guanaco es el menos accesible de todos ellos y vive en las zonas más altas y abruptas. Por cierto, cuidado con las llamas cuando están solas ó hay mucha gente alrededor;  si ponen las orejas hacia atrás y se quedan  muy quietas !sal corriendo ¡…. suelen escupir a los presentes y son muy hábiles en este hábito . Otras veces resultan muy  cariñosas y dan besos con el morro.

Alpacas y vicuñas pastando libremente
Retomamos la carretera 3S y seguimos ascendiendo: llegamos a LA RAYA. Estamos a 4.335 metros y se impone una parada para disfrutar del paisaje único de esta zona. ¡Hace mucho frío!


La Raya es un punto divisorio cultural y físicamente hablando. Allí terminan las comunidades quechuas, y la geografía abrupta de  los ríos y quebradas,  y  comienzan las colectividades aymaras,  en  el marco del altiplano árido y seco. El ferrocarril nos sigue la pista y el paisaje cambia de forma dramática,  se vuelve más luminoso,  más amplio y abierto. La escasísima vegetación y la variedad de ocres de las montañas, contrastan con pequeños nevados al fondo. Los nubes, altas y brillantes ofrecen en sus formas caprichosas un fondo espectacular a este panorama telúrico y primitivo.  Parece un paisaje irreal y, para mi gusto, !de una belleza única en su extrema sencillez!

Toros votivos de Pukara.
La última parada será en PUKARA – a solo 100 kms de Puno -. Para conocer los orígenes culturales del altiplano, nos acercamos a su Museo repleto de esculturas, estelas y lápidas  con personajes y figuras extrañas. Muy típicos de Pukara, son los toros de cerámica que se ven por todo el país. Hechos de  terracota y siempre en parejas, nos saludan desde todos los tejados de este pueblo: tienen un origen votivo; el torito, aquí como en tantas culturas primitivas, es al tiempo,  arte,  rito  y devoción.  




Llegando al lago Titicaca.

Posteriormente se atraviesa la ciudad de JULIACA, cruce de caminos: hacia el Sur se sigue dirección Arequipa; hacia el Este, nuestro camino,  se llega al lago Titicaca. Cruzar las calles atestadas de Juliaca se hace penoso para nuestro autobús. Tampoco, es la verdad,  advertimos aspectos de mayor   interés en esta primera urbe del altiplano. Juliaca alberga el aeropuerto base de la región, utilizado por los turistas que visitan la comarca.

Un buen rato mas tarde, ya comenzando a anochecer ,  unas lejanas luces nos advierten que se acerca el lago. PUNO lo tenemos enfrente y sus luces marcan todo el borde sur del TITICACA. Un bonito hotel, Sonesta Posadas del Inca, situado sobre el lago, nos espera y tras 10 horas de viaje  se impone un reposo. Esta noche soñaremos con los grandes animales de la Puna: el Puma y el Cóndor. Mañana pasearemos por el lago. Y conoceremos una asombrosa cultura tradicional.

Texto Julia Gómez Prieto
Fotos de Julio Segovia y Julia Gómez Prieto

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