jueves, 20 de marzo de 2014

San Juan de Puerto Rico, fortaleza colonial



Comenzaba nuestra última etapa en Puerto Rico y nos quedaba nada más y nada menos que su capital, San Juan.  Al margen de la belleza urbanística de la ciudad  y el hermoso lugar donde está situada,  lo que más impone  de ella son sus sistemas defensivos.

Aunque parezca exagerado afirmarlo, no tuvo parangón en el mundo  la  ingente cantidad de fuertes y fortalezas construidos por la Corona española  en América, algo que  hoy en día pasa casi desapercibido, como todo lo que se refiere al tema colonial.  Varias de estas obras de fortificación se cuentan en  la selecta lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y en un país como Estados Unidos las aprecian por la entidad que confieren a su propia historia. En algunos  lugares, como Valdivia en Chile o Puerto Rico, estos sistemas defensivos proporcionan ingentes ingresos procedentes del turismo.

LAS FORTIFICACIONES DE SAN JUAN



En esta zona del Océano Atlántico, los vientos alisios y las corriente marinas  impulsaban a los barcos hacia Europa. En ese camino se encontraban con Puerto Rico, que era la primera Antilla mayor en proveer de agua, de albergue y de suministros,  a las naves que navegaban en la ruta de las Américas  desde Europa y desde la costa occidental de África. Además esta isla contaba con una bahía profunda que proporcionaba un puerto natural excelente y fácil de defender. 

No es extraño por tanto, que se emprendiera la construcción de un complejo y masivo sistema de fortificaciones, que aún perduran a través del tiempo  y siguen asombrando a los visitantes. Este sistema formado por el Castillo de San Cristóbal en el este, y el Castillo de San Felipe – más conocido como el Morro -  en el oeste,  impedían las entradas no deseadas,  al puerto interior donde, – según los ingleses, holandeses y franceses – España guardaba riquezas incalculables de oro, plata, piedras preciosas y especias llegadas de los demás colonias de Centro y Suramérica. Cabe recordar que Puerto Rico fue posesión española desde 1508 a 1898. 

La recuperación de San Juan de Puerto Rico. Eugenio Cajés 1634. Museo del Prado. Madrid

Este sistema de fortificaciones  marcó el cenit de la ingeniería militar durante los siglos XVI y XVII, cuando la guerra y el comercio se hacían en barcos de vela. Comprendemos mejor la importancia de este bastión inexpugnable, al recorrer el espectacular Paseo del Morro, junto al mar y al exterior del castillo del mismo nombre.  Desde allí se visualiza, al otro lado de la bahía, el Fortín de San Juan de la Cruz, en el Cañuelo, a una media milla de distancia y visible desde el Morro. Parece una isla inofensiva pero desde allí, se lanzaba el fuego cruzado contra las embarcaciones que osaban virar hacia el sur delante del Morro. Bien lo supo a su costa, en 1595, el británico Francis Drake, que fue derrotado en la bahía de San Juan por los cañones del Morro


La isla fue descubierta el 19 de Noviembre de 1493 durante el segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo. En este periplo, Colon llegó a América con una flota de 17 barcos, 12 de ellos carabelas, y una dotación  de 1.500 hombres. Fue el Almirante quien dio a la isla el nombre de San Juan Bautista. De allí marchó a La Española o Santo Domingo, isla que ya conocía desde su primer viaje, y no pensó en  Puerto Rico hasta que encomendó la tarea de su conquista a Ponce de León. 

El cacique taino Agüeybaná saludando a Ponce de León. Obra de Agustín Anavitate

Ponce  desembarcó con una tropa de 50 soldados y encontró un puerto excelente, donde fundó la villa de Cáparra,  a la que posteriormente  bautizó como Puerto Rico. Con los años los nombres se intercambiaron; Puerto Rico  pasó a denominar la gran isla y San Juan solo a la capital. Así también Borikén, nombre indígena de la isla, se transformó en Borinquen o Borinquén, denominación usual aún hoy en día, si bien con connotaciones emocionales.  Para conocer mejor  las luchas de aquella conquista  con Taínos, Caribes y demás tribus, así como  la construcción posterior de los fuertes, y la vida y   defensa en los mismos, recomendamos la  publicación del Servicio Nacional de Parques de Estados Unidos “ Los Fuertes del Viejo San Juan “. Por cierto es uno de los pocos “libros turísticos “publicado en español por esa entidad. 



Los Fuertes de San Cristóbal y de San Felipe del Morro


El Viejo San Juan fue construido como un emplazamiento estratégico de las fuerzas militares españolas. Interesa conocerlo en profundidad, ya que sus fortalezas y murallas están entre las mejor preservadas en el Nuevo Mundo.

Vista aérea del Fuerte de San Cristobal. Foto Wikipedia

El  Fuerte de San Cristóbal queda muy cerca de la Plaza de Colón, donde paran todos los autobuses turísticos y los taxis que van hacia el Viejo San Juan. Desde allí, subiendo una pequeña rampa entre los altos muros fortificados, se accede al Centro de Visitantes. A lo largo de la visita, un guía va mostrando las diferentes partes de la fortaleza, muy bien conservadas: pozos, troneras, casamatas, fosos, garitas y bastiones. La salida se efectúa por la calle Norzagaray;  desde allí recomendamos un agradable paseo, siguiendo la línea de muralla,  hasta el Castillo del Morro. 

Recreación de los dormitorios de tropa en el Fuerte de San Cristóbal. Foto Julia GP


El recorrido a pie se puede hacer siguiendo la línea de muralla, mientras se contempla la batida costa atlántica, que baña los muros del hermoso Cementerio de Santa María Magdalena de Pazzis, de finales de la época colonial española, donde están enterrados varios puertorriqueños sobresalientes. Cerca de  aquí, se levanta el edificio imponente del antiguo  Cuartel del Ballajá,  construido en 1854, como vivienda de las tropas españolas y sus familias, y donde cabían  unas 1.000 personas. Entre 1898 y 1939 lo habitaron los Marines de EE.UU.  Inmenso edificio con un hermoso  patio interior, hoy es la sede de organismos culturales y educativos. Entre ellos el Museo de las Américas,  la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española  y la Oficina Estatal de Conservación Histórica.  

Monumento a Juan Ponce de León. Foto Julia GP
Patio cemtral del Cuartel de Ballajá. Foto Julia GP


No muy lejos, en una recoleta placita se levanta airosa la estatua de Juan Ponce de León, primer Gobernador de la isla y luego Descubridor de La Florida.  Ponce, como siempre se le llama, parece observar la vida de la ciudad desde su pedestal.  

Fuerte de San Felipe del Morro. Foto puertorico.com.pr



Por delante del Cuartel de Ballajá, se extiende una inmensa pradera verde que enmarca el Fuerte de San Felipe del  Morro. Se puede acceder a él recorriendo el sendero de unos 500 ms o bien  tomar un “trolley” blanco que  nos acerca cómodamente  hasta la puerta principal del castillo.  


Vista exterior de La Fortaleza. Foto Wikipedia
La visita  no es corta pues el fortín  cuenta con 6 niveles, terrazas, garitas, patios y hasta un faro. Las panorámicas desde allí son excelentes y más aun si se nuestra visita coincide, como fue el caso,  con el arribo a  puerto de algún gran barco de cruceros. La visita del Faro es imprescindible. Si se desea hay una salida por el nivel inferior para disfrutar de una senda peatonal ó Paseo del Morro que, a pie de muralla nos va a llevar hasta la Puerta de San Juan, muy cerca ya de La Fortaleza, residencia actual del Gobernador.Desde este punto iniciaremos nuestra visita del Viejo San Juan.

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