sábado, 16 de agosto de 2014

Un hermoso rincón de Francia: Normandía y el Río Sena.- 2ª Parte

  Por la Ruta de las Abadías, Rouen, Versalles y París

 

El Palacio de  Versailles. Foto Wikipedia

  

 

La ruta de las Abadías: San Wandrille y Jumièges

 

Desde Duclair, donde atracamos aquella mañana a orillas del Sena, realizamos una interesante excursión por la Ruta de las Abadías, que se hallan, desde tiempos inmemoriales, entre esta zona del río y la ciudad de Rouen.De los tres monasterios históricos más importantes, no nos fue posilbe visitar el de Saint Georges de Boscherville, por falta de tiempo.  Pero no nos perdimos los otros dos, a cual más interesante.

La Abadía de San Wandrille de Fontenelle

 

Ruinas de la iglesia monasterial de San Wandrille

 

En Fontenelle, el monje San  Wandrille, fundó en el año 649 una abadía bajo la Regla de San Benito. Fue destruida por los vikingos dos siglos más tarde,  de nuevo levantada y vuelta a destruir.

El monasterio fue reedificado en 1249, ya en estilo gótico,  y ampliado en siglos posteriores. Sufrió diversos avatares: fue incendiado durante las Guerras de Religión, se derrumbó la torre y fue desamortizado y abandonado durante la Revolución Francesa.  Tras ésta última efeméride,  durante todo el siglo XIX el recinto sagrado estuvo en  manos privadas, y  las piedras de la iglesia sirvieron de cantera para alimentar construcciones de la zona. Solamente a finales de esa centuria la abadía fue de nuevo habitada por monjes benedictinos, que aún la ocupan hoy en día.

Vista aérea de la Abadía, con los edificios de talleres y la granja. Foto Revista Gesta

Actualmente solo quedan en pie el valioso claustro gótico y dos alas nuevas, levantadas en el siglo XVIII, que son las que ocupan los monjes actualmente.  Ante la imposibilidad de reconstruir el templo arruinado,  que incluso fue bombardeado por los Aliados en 1944,se decidió, en los años 1950,  edificar una sencilla iglesia abacial adosada a las ruinas antiguas, aprovechando un pósito de diezmos abandonado. Tiene un techo de madera y vigas,  y en medio el coro,  desde donde los frailes asisten a los oficios sagrados y cantan Gregoriano durante  las misas y los seis rezos cotidianos.   

 
Actual iglesia abacial. Foto petit-patrimoine.com
 

En el terreno monástico  se ubican también los talleres donde los monjes realizan trabajos de edición:  Editions de Fontenelle, con revista propia sobre la vida monástica, microcopia de documentos y archivos, así como el Atelier Renascentis dedicado a la restauración de obras de arte.

Es sorprendente la Tienda de la Abadía, donde  en cantidad y calidad, destaca la colección de CDs de Canto Gregoriano,  grabados por los propios monjes, así como  la bien abastecida librería y los objetos religiosos de gran calidad,   producidos en  de otros 30 monasterios de la orden. Entre otros productos ofrecen cera para restauración de muebles antiguos.  También tienen venta on line ( www.boutique-saintwandrille.com ).  



Sobre el lado oeste  del conjunto eclesiástico, se hallan  la panadería  y una granja ecológica con diversos cultivos para propio sustento de la comunidad.


La Abadía de Jumièges

 
Nave central. Foto JGP

La “ más bella ruina de Francia “, así calificó el escritor Víctor Hugo los restos de la Abadía de Jumièges.

El monasterio fue fundado por San Filiberto en el año 654  y tuvo también una vida  muy azarosa, similar a la de San Wandrille. Fue en tiempos una de las abadías más poderosas de Francia.


Vista general de Jumièges. Foto JGP


Por desgracia  nunca se llegó a reconstruir, de manera que solamente  siguen en pie los ruinas de la estructura gótica de la iglesia. Dos torres gemelas de 46 metros de altura y forma poligonal,  mantienen una fachada aun en buen estado.  Su silueta, alta, blanca, luminosa,  es visible desde el  meandro del Sena cercano.

La nave del viejo templo, de casi 90 metros de longitud, esta arruinada al igual que la girola y sus capillas. Los muros  alcanzan los 25 metros de altura. A pesar de la ruina,  es un edificio majestuoso, mudo testigo de su gloria pasada,  con un encanto muy especial que conmovió la sensibilidad de los artistas románticos. 


La antigua portería de la abadía  alberga hoy en día  la tienda y una sala de exposiciones. El conjunto  es propiedad del Estado francés desde 1947,  y está enclavado dentro de un Parque Natural Regional protegido.

Como anécdota, la Abadía de Jumièges sirve de marco histórico en la novela de Maurice Leblanc “La Condesa de Cagliostro”, de la serie de aventuras de Arsenio Lupin. Una placa ubicada sobre la fachada de la Oficina de Correos próxima, frente a la entrada de la abadía, lo atestigua. 

Continuamos por el Sena 


Desde Jumièges regresamos a nuestro barco en Duclair, que zarpa de inmediato. La comida  se sirve mientras el MS France navega en dirección a Rouen, atravesando un magnífico paisaje de terrazas fluviales, de abruptos y blancos acantilados, de mediana altura,  a cuyo pie se sitúan, aquí y allá,  pequeñas poblaciones y mansiones residenciales dispersas, rodeadas siempre de alto y abundante arbolado.  Es un panorama ameno y tranquilo que podemos admirar a través de los ventanales del comedor, mientras degustamos el almuerzo.

Blancos acantilados fluviales del Sena. Foto JGP


Llegamos  a Rouen sobre las 16.00h.  y rápidamente desembarcamos para realizar una visita del centro de la ciudad .


ROUEN, la ciudad de JUANA DE ARCO


Rouen es la capital de la Región de Baja Normandía y del departamento del  Sena Marítimo.  El municipio cuenta con unos 110.000 habitantes, si bien la conurbación supera los 500.000.

Su industria  textil fue siempre potente, basada en la lana importada de Inglaterra.  La otra columna de su riqueza ha sido y sigue siendo, el comercio través de su tráfico fluvial y marítimo.   

Rouen se halla apenas a 80 kms.  del estuario del Sena,  sobre el  Canal de la Mancha y, a pesar de ello, aún recibe la influencia de las mareas.  Esto permite la navegación hasta su puerto, que puede acoger  barcos de gran tonelaje,  debido además al calado del río en sus aguas,  10 metros de fondo y dragado continuo; así como por  la gran altura, de más de 50 metros, de los tres puentes que el tráfico marítimo se ve obligado a cruzar  y  de los que ya hemos escrito anteriormente. No es extraño por tanto,  que Rouen sea el  quinto puerto de Francia en volumen de mercancías y el  primero en exportación de cereales. En sus muelles pudimos ver  atracado un gran  barco de containers chino y otros  de tonelaje superior.

Catedral de Rouen.


Rouen resulta una ciudad curiosa, mitad moderna y mitad monumental. Es la herencia de la II Guerra Mundial,  ya que entre Abril y  Junio de 1944,  los Aliados la  bombardearon repetidamente, en especial  la zona más antigua, la más rica en patrimonio, que desapareció en gran parte. Fue un milagro que no se destruyera completamente la Catedral. Casi todo el barrio que circunda la iglesia mayor,  tiene un carácter más bien impersonal, de edificaciones insípidas,  producto de  la urgente reconstrucción de la postguerra.

La Catedral ruanesa constituye una obra maestra del gótico flamígero. Del exterior destacan las dos altas torres, la de San Román, la más antigua,  y la Torre de Beurre o  de la  Mantequilla, ya que las obras para su construcción fueron costeadas con el dinero que se pagaba a la Iglesia para poder consumir mantequilla durante la cuaresma.  Ambas torres enmarcan los  tres  magníficos portales de la fachada y dominando el conjunto, se eleva hasta 150 metros  la espectacular aguja o flecha en hierro fundido,  del siglo XIX, que sustituyó a otra anterior desaparecida, y que cubre la linterna del crucero.  El interior, de proporciones gigantescas alberga entre otros muchos tesoros, algunas  espléndidas vidrieras y la tumba de Ricardo Corazón de León.


Impresión de la Catedral. Claude Monet

Es sin duda una de las cinco mejores catedrales de Francia y quedó inmortalizada en los cuadros de Claude  Monet,  el maestro del impresionismo,   que la pintó en más de 30 vistas, a distintas horas del día  y bajo condiciones luminosas diferentes..

La zona histórica patrimonial, que se salvó de los desastres de la guerra, nos da una ligera idea de lo  que debió de ser Rouen en su época de mayor esplendor. En la postguerra se demolieron varias iglesias damnificadas,   para trazar el nuevo centro urbano, pero todavía quedan algunas con gran valor monumental. 

Torre y calle del Gros Horloge.


Aun así lo mejor de esta ciudad es su patrimonio civil: impresionante el Palacio de Justicia, el edificio gótico civil más grande de Francia; también la Oficina de Finanzas, la Torre del Castillo y varios palacios de familias nobles y de burgueses ricos. 

Palacio de Justicia. Fachada principal. Foto JGP

Lo más emblemático  es el Gros Horloge o Gran Reloj, con un preciso mecanismo astronómico del año 1389, aún en funcionamiento. Adornado con una bella decoración artística, solamente  cuenta con  aguja horaria, y se halla ubicado sobre la fachada de un edificio renacentista, que sirve de arco de entrada a la calle llamada precisamente del Gran Reloj. Nos recordó a uno muy similar en  el centro de Berna.



La Ciudad de Juana de Arco

Pero Rouen es, ante todo, la ciudad de Juana de Arco, " la doncella de Orleans", venerada como santa pero también como heroína nacional de la historia de Francia. Aquí todo nos recuerda a esta pequeña mártir,  cuya vida y muerte han llenado muchas páginas.  


En el Palacio Arzobispal de Rouen tuvo lugar el famoso y discutido proceso que la condenó en el año 1431, y en la Plaza del Viejo Mercado se venera el lugar, "Le Bûcher", donde fue quemada en la hoguera por hereje.  Junto a él se  eleva una moderna iglesia, la de Santa Juana de Arco, de extraña factura,  cuyo interior ha recuperado unas magnificas  vidrieras antiguas de la desaparecida iglesia gótica de San Vicente, derruida tras la guerra. 

Interior iglesia de Santa Juana de Arco. Vidrieras.

Quiero mencionar por último,  que Rouen cuenta con una decena debuenos Museos. El de Bellas Artes,  con excelente pintura clásica, es famoso también por sus cuadros impresionistas, especialmente de Claude Monet y Alfred  Sisley.

El Sena se acerca a Paris


Con el regreso al barco, proseguimos nuestra singladura  hacia París. Esa noche tuvo lugar la Cena de Gala, seguida de baile y  un simpático espectáculo a cargo de la propia tripulación. 


A partir de Rouen  y en dirección hacia Mantes la Jolie, el barco atraviesa  por una serie de exclusas, que permiten una nivelación del agua del río,  eliminan la influencia de las corrientes y facilitan por tanto la navegación.  Es una sección canalizada con cuatro grandes esclusas múltiples hasta la desembocadura del río Oise en Conflans-Sainte-Honorine.  Después otras dos esclusas múltiples en Bougival/Chatou y en Suresnes alzan los barcos al nivel del río en París, donde se ubica la desembocadura del río Marne.

Los puentes son  de menor altura y los  grandes barcos de cabotaje han desaparecido. Solo surcan las aguas las barcazas,  chalanas y gabarras así como los barcos de paseo o recreo,y los cruceros fluviales de capacidad y altura limitadas, como el nuestro.  

También a partir de este punto,  las orillas del río, sobre todo la derecha, comienzan a poblarse  de    viviendas flotantes, un sistema de habitat  de lo más variopinto.  Barcos en uso o en desuso, viejas gabarras reconvertidas, plataformas flotantes construidas ad hoc...., pintados a veces en vivos colores, decorados de forma caprichosa, adornados con plantas y terrazas.  Todos cuentan con enganche a  tierra para recibir agua y energía,  y también para eliminar  las aguas residuales....

Peniches- barcos vivienda a orillas del Sena. Foto JGP


Desde Mantes entramos ya en un Sena más urbanizado,  que fluye a través de  los suburbios  y los barrios residenciales del Gran París.  Desde aquí, desde  Mantes,  el bearnés Enrique IV,  el de  "¡ Paris  bien vale una misa !",  organizó  el asalto definitivo a la capital en marzo de 1594, en plenas Guerras de Religión. 

Una visita "multitudinaria" al Palacio de Versalles  

Hoy, último día de crucero, vamos a realizar nuestra última visita. Desembarcamos en  Mantes la Jolie  y desde allí, en apenas media hora llegamos a la ciudad de Versalles y a su tesoro más preciado: el Parque y  Palacio de Versalles, seguramente uno de los conjuntos palaciegos históricos más famosos del mundo. 

Palacio de Versalles. Galería de los Espejos. Foto Wikipedia

El Palacio de Versalles fue la principal residencia  de los reyes de Francia, en los siglos XVII y XVIII.  Su construcción fue ordenada por Luis XIV, y constituye uno de los complejos arquitectónicos monárquicos más importantes de Europa.

Con sus tres palacios en estilo barroco, sus jardines y su parque, Versalles es un dominio inmenso. Si bien Luis XIII hizo edificar allí un pabellón de caza con un jardín, Luis XIV fue su verdadero creador, ya que le dio su amplitud y determinó su destino.  Este rey dejó París y decidió construir Versalles como una pequeña ciudad alejada de los problemas. 


Tres siglos después de su creación, el dominio sigue siendo considerable pues cuenta con 800 hectáreas, 20 km de caminos, 200 000 árboles, 35 km de canalizaciones, 11 hectáreas de techumbre, 2 153 ventanas y 67 escaleras.

El conjunto del palacio y parque de Versalles, incluyendo el Gran Trianón y el Pequeño Trianón, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979.
  

Jardines del Palacio de Versalles.  La Aldea de la Reina María Antonieta. Foto Wikipedia


La visita a Versalles resultó interesante, aunque  un punto agobiante, incómoda, debido a la multitud de visitantes que invadían accesos, palacio y parque.  Cabe decir que era martes y ese día los grandes museos de París tienen su jornada de cierre. Quizás por ello uno tenía la impresión de que  todos los turistas de la capital se habían dado cita allí.

Cientos, miles de visitantes, en gran parte asiáticos y muy jóvenes,  atestaban las entradas, salones, jardines, fuentes, patios y recovecos. Era muy difícil poder disfrutar de la gran belleza que ofrece este lugar. Además,  una parte de los jardines y la fuente principal estaban en obras de restauración.  Era la tercera vez que visitaba el recinto, uno de los iconos  del París de siempre ...    No puedo decir que me defraudó,  pero siento que  el turismo de masas, descontrolado,  está acabando con el encanto de estos lugares codiciados, mecas del turismo internacional.

PARIS desde el SENA

El regreso al barco desde Versalles lo hicimos en Poissy.  Después del almuerzo, nos acomodamos en los puentes exteriores y las terrazas, para disfrutar del panorama. El Sena se acercaba  a Paris por el Barrio de la Defensa, y a partir de ahí la capital nos fue descubriendo tranquilamente sus encantos. 

Cruzamos la "Ciudad Luz",  ya atardeciendo,  mientras disfrutábamos de nuestra  cena de despedida.  Después nos aguardaba la gran sorpresa de fin de viaje. 


Finalizada ya la cena, habiendo dejado atrás el centro de la ciudad,  ya  entrada la noche, nuestro barco giró en redondo,  e inició  desde allí una inesperada singladura nocturna, atravesando de nuevo los 27 puentes de Paris, ahora soberbiamente iluminado. Mientras nuestro guía nos explicaba la historia y arte de cada monumento.  Fue una hora larga de crucero nocturno, un espectáculo espléndido de luz y sonido. Un digno broche para un viaje inolvidable.

Poco despues de cruzar por delante de  la Torre Eiffel, que ofrecía una iluminación de gala para la ocasión,  atracamos en el mismo  Muelle de Grenelle, donde  habíamos comenzado nuestro periplo cinco días antes.



Nos retiramos muy pronto a descansar. Tocaba hacer las maletas, pues al día siguiente, tras el desayuno, temprano,  llegaba la hora del desembarque.  

Tras una foto de despedida del grupo, en la misma pasarela de acceso,   dejamos con sentimiento el barco.  Recordaremos con nostalgia,  más de una vez, este original crucero fluvial,  que habíamos disfrutado juntos.


1 comentario:

  1. Conocer la Ciudad del Amor es un sueño para cualquier persona. Pero primero es necesario un curso de francés para poder disfrutar al 100% de todo Francia. Creo que para poder viajar primero toca aprender francés porque de lo contrario no podría uno aprovechar todas las oportunidades que Francia ofrece.

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