martes, 9 de junio de 2015

Etiopía del Norte. La encrucijada étnica, histórica y religiosa.



Joven etíope. Mercato de Addis Abeba. Foto de Fernando de Silva. www.sinlavenia.com



INTRODUCCIÓN

 

Etiopía es un país de gran extensión – 1.128.221 kms2 -situado en el N.E de África. Es un  territorio pobre, azotado de vez en cuando por grandes sequías, que han producido fuertes  hambrunas, como en 1972-74, 1984 y 1989. Y sin embargo fue un floreciente reino cristiano  que se libró  tanto del Islam como de los colonialismos.  Por otra parte es una de las Cunas de la Humanidad; allí en 1974, – en la región de Afar -,  se encontró a nuestra “ Abuelita Lucy”,  los restos del australopithecus  más antiguo que se conoce, con 3,4 millones de años de antigüedad. 

País con muchas montañas, algunas de 4.000 mtrs,  está casi partido en dos por el Rift Valley o Gran Fosa Tectónica que atraviesa África desde el Mar Rojo hasta los Grandes Lagos, en dirección N.E. - S.O.  Al N.O. queda el Macizo Etíope y al S.E. el de Harar; al N. están los cristianos coptos y al S. los musulmanes. Tiene desiertos y también suelos muy fértiles. La  zona  S.O. de Etiopia es el medio natural de cultivo del café, que crece allí de forma espontánea , en la región de Kaffa,  que le da su nombre; es de muy buena calidad y conforma el 70% de las exportaciones del país. 




Con una población de más de 94 millones de habitantes que hablan sobre todo el Amhárico, y otras 70 lenguas y dialectos; el 54 % de ellos son cristianos ortodoxos etíopes, mientras  en la zona sur se concentra el 33 % de musulmanes. Su Ras Tafari, el Negus Haile Selassie I,  reinó hasta 1974. Es, además, el país donde nace el Nilo Azul.

En este viaje vamos a visitar la región N.O., zona cristiana y estable, cuyo turismo se sustenta en cinco puntos clave: 1) el lago Tana con el nacimiento del Nilo Azul; 2) las Iglesias de Lalibela ( la Jerusalén africana );  3)  Gondar y sus Castillos; 4) Aksum y su religiosidad . Por último la puerta de entrada al país, Addis Abeba, la capital, que es la ciudad más alta de África, con 3,5 millones de habitantes. 

 ************************************


Nota de la Autora del Blog:
Por motivos familiares no pude formar parte del Grupo de FEPET que recientemente realizó este viaje. Sin embargo, tengo el gusto de aportar a este cuaderno de experiencias viajeras,  la colaboración del periodista José Muñoz Mora, de www.destinostrips.comque formaba parte del grupo, y al que agradezco mucho el reportaje adjunto y su deferencia en colaborar en mi Blog.  Muchas gracias José.


**************************************

EL NORTE DE ETIOPÍA

Texto y fotos de José Muñoz Mora de FEPET

 

 


 

El norte de Etiopia es lugar de asentamiento de diferentes pueblos claramente diferenciados, y que han mantenido hasta hoy muy vivas sus  ancestrales tradiciones, por lo que la conjunción étnica, histórica y religiosa ha dado lugar a un territorio fascinante y misterioso, en el que el Cristianismo marca una pauta ya perdida en casi toda África.

LLEGANDO A ETIOPÍA

 

Lo primero que nos llama la atención al salir del aeropuerto de Addis Abeba, es comprobar cómo el caos se adueña del ritmo de vida de los Etíopes. Enormes avenidas atestadas de coches, en las que los semáforos brillan por su ausencia, ruido de cláxones, aceras inexistentes, basura por doquier, gente por todos lados e incluso algún animal guiado por su dueño. Pero nada que ver con aquellas imágenes que se nos agolpan en la memoria sobre la hambruna que durante años asoló el País. La pobreza sigue siendo consustancial a sus gentes (especialmente fuera de la capital), pero en la primera ciudad del país florecen hoteles de muchas estrellas, centros comerciales en cualquier rincón, restaurantes increíbles casi escondidos y sobre todo el mercado más grande de África, El Mercato, donde se vende y compra de todo.





Addis Abeba desde el Monte Entoto. Foto www.megaconstrucciones.net


La visión de Addis Abeba desde el Monte Entoto es espectacular, la subida a él se hace lenta, cansada y eterna aun viajando en vehículo, y se encuentra coronado por la Iglesia de Mariam, lugar de recogimiento de cientos de fieles de túnicas blancas que nos empezarán a dar una idea del misticismo y la espiritualidad que nos saldrán por dondequiera, al abandonar la capital.

Las distancias en Etiopia se hacen enormes. Las carreteras son intrincadas y lentas a pesar del poco tráfico que circula por ellas, por lo que la opción del avión para los desplazamientos internos se hace muy aconsejable, más si cabe, si se dispone de poco tiempo. Si a pesar de ello decidimos adentrarnos en ellas, divisaremos de la mejor manera a un pueblo muy trabajador y educado, con el que no tendremos excesiva dificultad en entendernos en Ingles, y que parece haber olvidado, o por lo menos aparcado, a sus leyendas históricas como Halie Sellasie, la Reina de Saba, el Rey Lalibela o la dinastía de los Fasilidas. Cualquier parada en el camino, por muy inhóspito que parezca el paisaje, se convierte de pronto en un asalto de niños descalzos, que te rodean rápidamente pidiendo lapiceros o cualquier cosa que les pueda ser de utilidad y a nosotros nos sobre.

BAHAR DAR


El primer alto hemos de hacerlo en Bahar Dar, localidad sin atractivo alguno y en el que empezaremos a sentir la vida rural de Etiopia, pero que ha de ser punto de partida para visitar dos de los grandes atractivos del lugar, el lago Tana y las cataratas del Nilo Azul. Estas últimas son conocidas como "humo de fuego", por el ruido y el vapor que producen en su caída. Para acercarse hasta ellas se ha de recorrer un camino pedregoso durante casi una hora de vehículo, sorteando gran cantidad de gente conduciendo ganado y mercancías, hasta aproximarnos al poblado llamado Tisissat, y desde allí cruzar el Nilo en barcas que en un santiamén nos depositan al otro margen del rio, para comenzar un “agradable” paseo bajo un sol abrasador, hasta contemplar la cascada y deleitarnos con ella durante un buen rato, antes de iniciar el regreso de la misma forma

 

Cascadas de Tysissat  y el nacimiento del Nilo Azul . Foto: Jose Muñoz Mora

 

 

EL LAGO TANA

 

Paisaje del lago Tana. Baarquero en su tankwa. Foto targuiviatges.com

 

El lago Tana es considerado como las fuentes del Nilo Azul , así por lo menos lo definió el misionero español Padre Páez. El lago parece un tranquilo mar por el que navegan las tankwas, canoas construidas de papiro y que son el medio de trasporte de los habitantes de sus orillas. Acercarse al lago Tana no requiere desplazamientos apenas, pues su embarcadero se localiza en el mismo corazón de Bahar Dar. Desde él, rápidamente se divisan los pequeños islotes que salpican el lago y en los que se ubican, casi escondidas por la maleza, una numerosa cantidad de pequeñas Iglesias. A destacar entre ellas la de Aswa Mariam, que data del siglo XIV y se encuentra ubicada en la península de Zege. Como todas las construcciones del país, es de adobe y de planta circular. Fascinante resulta asistir a la liturgia dominical que allí se celebra.

GONDAR


Llegados a la ciudad de Gondar, nos sorprende que se la defina como “La Camelot de África”, pero rápidamente averiguamos el por qué. Nos deja impresionados la fortificación construida por la estirpe de los Fasilidas en el siglo XVI, y que alberga en su interior diversos castillos y construcciones. Cerca de ella se ubica la iglesia de la Santísima Trinidad, edificada en el siglo XVII y rodeada por un amplio jardín. En ella se aprecian magníficas pinturas de motivos religiosos y un precioso artesonado. Es por ello que en 1979 la UNESCO declaró a Gondar como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

 

Castillo de Fasilidas en Gondar. Foto: Jose Muñoz Mora

 

AXUM


Desde Gondar hemos de encaminarnos hacia Axum, el centro espiritual del cristianismo etíope y lugar de peregrinaje hasta la Catedral de Santa Maria de Sión. Allí se custodia el “Libro de los Milagros de la Virgen”; es de planta redonda (como casi todas las construcciones tradicionales),  y no destaca por su belleza estética, más bien al contrario, es bastante fea para nuestros cánones religiosos, pero su seña histórica viene marcada por ser el lugar donde se coronó emperador a Haile Sellasie y que en un edificio anexo, se guarda (según dicen allí) el “Arca de la Alianza”. Todo un ejercicio de fe, pues nadie la ha visto y no se permite el acceso a persona alguna salvo al sacerdote que la custodia.

 



                    Iglesia con el Arca de la Alianza. Foto : Es.wikipedia.org
Adam Cohn - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Ark_of_the_Covenant_church_in_Axum_Ethiopia.jpg#/media/File:Ark_of_the_Covenant_church_in_Axum_Ethiopia.jpg

Muy cerca de la Catedral, encontramos diez obeliscos en pie y de casi 30 metros de altura. Otro, el más espectacular y grande, se encuentra troceado y caído en el suelo, pues se desplomó por su peso al ser levantado. Bajo este conjunto, se disponen numerosas tumbas y pasadizos, parcialmente visitables. A las afueras de la ciudad, se encuentran lo que se denominan los restos del Palacio de la Reina de Saba, en el que igualmente hay que hacer un gran esfuerzo imaginativo y confiar en la palabra de los arqueólogos, para así admitirlo, pues no hay datos que lo corroboren.


Obeliscos de Axum. Foto  gnosticwarrior.com

 

LALIBELA


Pero para admirar la majestuosidad de las Iglesias Etíopes, hemos de desplazarnos a Lalibela. No estaría de más considerar el lugar como una de las maravillas del mundo, aunque la UNESCO ya lo catalogó como Patrimonio de la Humanidad. Construidas por mandato del Rey Lalibela, una decena de Iglesias excavadas y talladas  en el interior de la montañas, en la propia roca, de arriba abajo y casi todas monolíticas. El conjunto de Iglesias esta divido en dos grupos que separa el río Jordán, y se comunican entre ellas por una serie de túneles y corredores, auténticos laberintos para quien no los conoce. En ellas habitan monjes y sacerdotes que reparten bendiciones y ofician los ritos sagrados en el mayor de los ascetismos posibles.

 

Lalibela, San Jorge. Vista Aerea. Foto : cronicasdesanborondon.wordpress.com

A un margen del río, se encuentran: La del Redentor, la más grande de todas, al contrario del resto no dispone de pinturas pero guarda en su interior la denominada Cruz de Lalibela. La de Santa María, la más decorada de todas. La Gólgota, que es solo para hombres. La de San Miguel, con tragaluces en forma de cruz griega. La de San Jorge, separada del resto y tallada en forma de cruz griega dentro de una roca; hasta ella se accede por un pasadizo independiente desde lo alto de la colina a cuyo término encontramos la momia de un anacoreta dentro de una oquedad de la pared. Sin duda, ésta es la más conocida y la más espectacular de todas, especialmente si se divisa desde su parte de arriba. 


Lalibela, iglesia de San Jorge vista en su oquedad.. http://loslugarestienenmemoria.blogspot.com.es


Del otro lado del río, en el otro grupo de iglesias, encontramos: la de San Gabriel y anexada a ésta la de San Rafael, muy deterioradas ambas y con problemas de grietas en sus muros. La de Belén y la de San Marcos - San Manuel, conectadas entre ellas por un largo túnel a oscuras y que no se hace muy agradable el recorrerlo. La de San Marcos, la más deteriorada de todas y reconstruida parcialmente. La de San Manuel, la más trabajada. Por último, la de Abba Líbanos, como todas las anteriores, espectacular.


IMPRESIONES DE LALIBELA

 

Plano de Lalibela http://loslugarestienenmemoria.blogspot.com.es

Lalibela, por sí sola, ya merece el esfuerzo de acudir a Etiopía. Es un santuario cristiano único, donde las iglesias parecen tomar vida, quizás debido a la leyenda que narra que su construcción fue fruto de una intervención sobrenatural de los ángeles. Pero no solo la espiritualidad invita a visitar Lalibela, un núcleo urbano asentado a lo largo de una pendiente montañosa, en el que el comercio dedicado al visitante y la agricultura y ganadería tradicionales, proporciona el medio de subsistencia de su población. Al igual que el resto del país, es una zona pobre pero con una naturaleza muy generosa en la que confían sus gentes a la espera de la salvadora época de lluvias, que transforma por completo los desolados parajes en campos verdes. 




Iglesia de Abba Libanos. Foto : Jose Muñoz Mora 


Pasear por sus calles polvorientas nos hace sumergirnos en la vida cotidiana de sus gentes; amables con el viajero y de sonrisa permanente, mantienen un ritmo de vida acorde a la naturaleza y al entorno que habitan. Comienzan  la jornada con la luz del sol y la finalizan con su crepúsculo, pues no en vano, millones de etíopes viven todavía sin luz, sin agua corriente y sin ninguna de las comodidades de nuestra civilización occidental, pero creyentes de que la fe mueve montañas. Un pueblo de profundas raíces cristianas y  además practicante.
 

VIAJANDO POR ETIOPÍA


No debemos temer visitar Etiopía, no es de momento nada peligroso mientras observemos las más razonables normas de seguridad. Aunque rodeada por otros países con situación inestable, allí encontraremos un entorno seguro y sin riesgos apreciables. No hay que ir buscando hoteles paradisiacos, pues no los hay salvo en la capital, incluso los alojamientos que encontremos en el camino dejan bastante que desear, falta de luz con bastante frecuencia, la comodidad de las habitaciones es mínima pero aceptable, baños que hace muchas décadas dejamos de ver y la limpieza es muy mejorable.




La mirada de una niña. Foto : Jose Muñoz Mora

Pero hemos de tener en cuenta que para ellos, lo que nos ofrecen, es infinitamente mejor de lo que disponen en su vida cotidiana, es un lujo. Así hemos de verlo y de disfrutarlo. Para una gran seguridad en el desplazamiento, contratar los servicios de un buen Tour Operador es imprescindible. “Wondu Tours Ethiopia” (www.wondutoursethiopia.com), nos será de gran utilidad y de toda confianza, con guías que hablan perfecto español y que nos ayudarán en todo lo necesario para procurarnos un agradable periplo.

Etiopía del Norte sorprende a todo aquel que quiera vivir y descubrir la cultura, la tradición y el cristianismo de un pueblo que mira al futuro con enormes ganas de cambio.

Texto José Muñoz Mora.  Socio de FEPET

Introducción, mapas y coordinación Julia Gómez Prieto. Socia de  FEPET



No hay comentarios:

Publicar un comentario