miércoles, 30 de diciembre de 2015

Un crucero entre viñedos. II Parte



De Blaye a Libourne y Saint Emilion por el río Dordoña.

 
Côtes de Bourg. Viñedos junto al río Dordoña. Foto http://sortiedequiescence.blogs.nouvelobs.com


Aquella noche nuestro barco estuvo fondeado en el pequeño pantalán de atraque de Blaye, al pie de la fortaleza. Muy temprano dejamos la nave para realizar una prometedora ruta  en autobús a lo largo de la Cornisa.  

La Ruta de la Cornisa



La carretera remonta la cornisa por la orilla izquierda del  Gironda,  en dirección a la desembocadura del Dordoña. En esta zona del rio, los sedimentos del suelo se juntan con las arenas que llegan por el estuario; a veces surgen  islotes  que luego desaparecen.  El paisaje  entre Blaye y Bourg nos permite conocer  una bella cornisa que es borde del límite de  la Denominación de Origen Côtes du Blaye. 

La carretera sigue la cornisa  donde se mezcla una exhuberante vegetación, campos de vides, y árboles frutales junto con olivos y palmeras diseminados. Está claro que esta zona goza de un microclima, al amparo de los fríos vientos del norte.  Atravesamos una serie de pequeños pueblecitos donde antiguamente habitaban los capitanes  y gente de mar. También vivían allí  los canteros porque de los acantilados calizos se extraía  la piedra, que se utilizaba en los edificios de Burdeos. 

Ruta de la Cornisa del río Dordoña. Terrazas fluviales de calizas en la orilla izquierda. Foto http://www.croisieurope.com

Durante la II Guerra Mundial  esta costa fluvial fue sembrada de minas  para prevenir el desembarco de las tropas aliadas. Cuando los alemanes se fueron en 1944, las hicieron estallar y el resultado fue el hundimiento de las canteras de calizas. La zona quedó inservible  hasta 1990, en que un experto  consiguió  arreglar las canteras y recuperar al menos,  la cornisa que hoy podemos disfrutar. Aun quedan restos de un barco de guerra alemán  que allí quedó encallado y hoy forma parte del paisaje.  

La carretera  se desliza  suavamente remontando o descendiendo la terraza fluvial,  entre  casas, jardines  y campos cultivados, siempre  junto a la orilla, sin perder de vista el estuario y más alla, el perfil de  la orilla derecha, el Médoc. Por encima del acantilado está la llanura  donde  se sembraba cereal  pero, a finales del siglo XIX la viña lo invadió todo y se abandonaron los molinos, aunque aún hay restos de dos de ellos, sin aspas ni tejados. Todos los campesinos y propietarios se convirtieron en viticultores,   y en 1888 el Tribunal Comercial de Burdeos  les concedió  el derecho de tener una Denominación de Origen  con el término “château”. 

Bourg y los viñedos de Côtes- de- Bourg


Entramos ya en la zona vinícola de la Denominación de Origen Côtes du Bourg. Una de las numerosas denominaciones de la región en torno a Burdeos, con reputados vinos, tanto tintos como blancos. La denominación abarca casi 4.000 hectáreas distribuidas en 15 municipios. Entre las bodegas más prestigiosas destacan  Château Fougas y Château La Croix Davids en Lansac , Château Brulesécaille en Tauriac , Château Macay en Samonac y Château Roc de Cambes. 

Bourg sur Gironde. Vista general del puerto y la fortaleza. Foto http://tourisme.bourg-en-gironde.fr

Atravesamos la comuna de Bayon-sur-Gironde, donde admiramos la iglesia románica del siglo XII, con un espléndido ábside y esbelta torre, restaurada recientemente. Y nos acercamos a la villa de  Bourg sur Gironde,   donde pararemos brevemente. A pesar de su nombre, Bourg se halla ya  propiamente en aguas del río Dordoña, aunque muy próxima a su confluencia con el Garona, para formar el Estuario del Gironda. La villa fortificada fue enclave importante en la defensa de Burdeos y Aquitania durante la Guerra de los Cien Años. 

Aquí  el acantilado alcanza  20 metros de altura, y en la parte superior de la ciudad, se conservan las murallas y  los restos de una antigua fortaleza medieval, cuyo origen se remonta a época romana.  En la parte alta de la ciudad se ubican también  el Mercado, un convento de Ursulinas, el hotel de la Jurade y la iglesia de San Geronce.  Abajo, junto a la orilla, observamos dos curiosidades: la  Casa Morisca del siglo XIX,  hecha construir por un antiguo colono francés de Argelia,  y el precioso y recuperado Lavadero que destaca en medio de la zona del viejo puerto. 


Blaye, la Ciudadela y los vinos del Blayais



Desandamos nuestra excursión desde  Bourg sur Gironde para retornar a nuestro punto de partida: Blaye, donde  visitaremos  la ciudadela, imponente y majestuosa que ofrece una espléndida panorámica sobre la Gironda.  
 
Blaye. Vista aérea de la Ciudadela. Foto http://lebordeauxinvisible.blogspot.com.es
  

El gran fuerte a lo Vauban , en pleno centro de esta pequeña ciudad, 5200 habitantes, es su principal atractivo. Pero esta antigua colonia romana, a la que la leyenda atribuye nada menos que la tumba del héroe Roldán, cuna de trovadores y etapa obligada en el camino de Compostela,   es hoy en día  un minúsculo  puerto sobre el Gironda,   donde en temporada  se  desembarcan  las capturas de lampreas, sábalos  o el caviar de esturión del Dordoña.    

Blaye se sitúa sobre las aguas del Estuario,  en la orilla derecha,  a unos 43 kms de Burdeos. El roquedo escarpado fue aprovechado ya por las legiones romanas  para ubicar un estratégico castro o  campamento militar,  que fue creciendo posteriormente en  época galo-romana. La guerra de los Cien Años ( 1337-1453),  que enfrentó a Francia e Inglaterra por la posesion de Aquitania, marcó el punto culminante de la estratégica Blaye. En 1593 una flota española, comandada por el capitán Pedro de Zubiaur,  libró aquí un combate naval victorioso contra la escuadra inglesa de Houghton, en lo que se conoce como la Batalla de Blaye.

Fue en el siglo XVII, en 1689,  cuando se levantó  la Fortaleza diseñada por  Vauban, el ilustre ingeniero militar de Luis XIV.   La Torre del Eguillette, en el extremo más prominente del  peñasco, se levantó frente al Islote de Paté, ubicado en pleno  cauce fluvial y en la otra orilla- la izquierda -  se levantó el fuerte del   Médoc. Este conjunto de fortificaciones se convirtió en un verdadero “cerrojo”, ante la amenaza de las flotas holandesa e inglesa de  ascender por el estuario camino de Burdeos. Todo este conjunto defensivo, en un buen estado de conservación,  fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año  2008.  

 

Viñedos en Cars, cerca de Blaye. Foto http://www.tourisme-en-france.com
 

La visita de la Ciudadela comienza en la Porte Royale y asciende hasta el Castillo de Rudel,  que domina  el  estuario y los campos de ambas orillas. La parte central del fuerte tiene varias construcciones que  asemejan una villa antigua: un pabellón interno, una pequeña plaza de armas y un antiguo convento, convertido hoy en un  pequeño hotel. Hay también un Museo de Historia y Arte. Por una calle orlada de casas bajas de piedra con tiendas de artesanías y una coqueta cantina, se llega hasta la Puerta Dauphine que baja directamente a la ciudad. Un gran foso con doble muralla, defiende el fuerte por esta parte llana.


Por lo que concierne a la producción vinícola de la zona, el nombre de Blaye aparece nada menos que  en tres denominaciones controladas del viñedo de la Región Bordelesa, producido en el entorno, la comarca conocida como el Blayais. La denominación Blaye, para un vino tinto específico, Côtes-de -Blaye para un vino blanco seco, y Blaye-Côtes-de-Bordeaux, más reciente, para vinos tintos y blancos secos.


Remontando el río Dordoña hasta Libourne

 

En el Bec d´Ambés  confluyen las aguas del río Garona - derecha-  y del río Dordoña - izquierda. Foto http://www.ulmsensations.com

 
Nos sentamos a la mesa para el almuerzo a bordo, mientras nuestro barco zarpa del muelle de Blaye. Después de  rodear la isla Cazeau,  la nave remonta el Estuario hasta  encontrar  el llamado Bec d´Ambés o Pico de Ambés. Es este el punto estratégico que marca la confluencia de los ríos  Dordoña y Garona, y por lo tanto el comienzo del Estuario del Gironda, a partir del encuentro de las aguas de ambos cauces. Los tanques petrolíferos de la refinería próxima ocupan los terrenos de esta península. 

El barco navega ahora las tranquilas aguas del Dordoña, en dirección a la villa de Libourne. Es el Dordoña el quinto río de Francia por su longitud, después del Loira, el Garona, el Ródano y el Sena. Nace en la región de Auvernia en el Macizo Central y recorre casi 500 kilómetros hasta encontrase con  el Garona, para formar el mayor estuario de Europa, el Gironda. En 2012, el río Dordoña así como el conjunto de la cuenca fueron designados por la Unesco como Reserva de  la Biosfera. 

Esta parte final del río Dordoña, navegable, es muy bucólica, de aguas tranquilas y orillas adornadas con  abudante arbolado, campos bien trabajados y viñedos ordenados y prometedores. La navegación en esta época estival es apacible,  y disfrutamos en cubierta de la brisa suave acariciadora. 


Libourne, una bastida medieval a orillas del Dordoña


 
Ayuntamiento de Libourne y Museo de Bellas Artes. Foto http://www.faures-sud.com

 

Eran las 5 de la tarde cuando el Princesa de Aquitania se acercaba a Libourne, sobre cuyo caserío destacaba la silueta estilizada de la aguja neogótica de la Iglesia de San Juan.  Dejando a nuestra izquierda la desembocadura del río Isle, el barco quedó atracado en el pequeño muelle, junto al puente de nueve arcos que comunica ambas orillas. La tarde era soleada, invitaba al paseo y decidimos hacer un pequeño recorrido por la ciudad.   

El origen de Libourne se remonta a la época de dominación inglesa, cuando en el siglo XIII la ciudad fuera fundada como una bastida, centro de poder económico y político,  por Roger de Leybourne, que le dio su nombre. Su razón de existir, en la confluencia de dos ríos, era el comercio del vino, abundante en el entorno, y de la madera, así como un punto estratégico para la defensa y el control de esta región fluvial al norte de la Aquitania.

Los muelles están actualmente plantados de frondosos plátanos y ya no acogen los buques ingleses, holandeses y hanseáticos que antiguamente llegaban hasta aquí para embarcar el vino. Como curiosidad esta zona del puerto está empedrada aún con los cantos  que los buques ingleses traían como lastre, para poder navegar hasta Libourne de vacío.   

Nuestro paseo comienza por la orilla del Isle, que desemboca en el  muelle de Les Salinières.  En esa zona se conserva la Torre del  Puerto Grande,  que  está flanqueada por una puerta de las antiguas murallas del siglo XIII. Por detrás, en tiempos,  estaban los almacenes desde los que se organizaba todo el trasiego del vino hacia los barcos.  

Torre del Puerto Grande  y puerta de la muralla. Foto http://www.caruso33.net
 
Desde aquí tomamos la calle Victor Hugo, que nos lleva hasta la Plaza  Abel Surchamps, el centro urbano, el origen de la ciudad,  la plaza del mercado, rodeada de edificaciones tradicionales de dos alturas, con arcadas. Allí se alza el Ayuntamiento, un edificio precioso del siglo XV, algo restaurado en el XX. En su piso alto hay un pequeño Museo de Bellas Artes, que acoge obras de buenos maestros flamencos, franceses e italianos. Estaban a punto de cerrar y fueron amables con nosotros dejándonos realizar una rápida visita. Casi al galope vimos un Jordaens, algún Foujita y varios Dufy. Un pequeño tesoro en esta pequeña ciudad de 23.000 habitantes.

Recorremos la calle Gambetta, peatonal y llena de comercios. Visitamos la iglesia de  San Juan, reconstruída en el siglo XIX en estilo neogótico, los restos de la capilla del antiguo convento de Franciscanos ( siglo XIII),  y la Sinagoga, una pequeña casa antigua de dos plantas con la estrella de David en la puerta.  

Regresamos al barco para la Cena de Gala  del Capitán , seguida de una noche de baile. Esa noche nuestro barco dormirá en el puerto de Libourne. Mañana tendremos una visita muy interesante.


Saint Emilion: historia, arte, gastronomía.


 


 Saint Emilion. Vista general. Foto by Jordy Meow . Licensed under CC BY-SA 3.0 via Commons 

A primera hora de la mañana, dejamos el Princesa  de Aquitania para realizar  la última  visita de este crucero: la ciudad  de Saint-Emilion, que  en el año 1999, junto con  otros 7 municipios vecinos,  fue  declarada Patrimonio de la Humanidad.   Apenas nos separan 10 kilómetros desde el puerto de Libourne.

Saint  Emilion está situado entre dos colinas y es famoso en todo el mundo por su excelente vino y también por su patrimonio. Esta pequeña población de apenas 2.000 habitantes recibe cada año un millón de visitantes de todo el mundo.

Este lugar  surgió alrededor de una gruta a la que se retiró en el siglo VIII, un ermitaño  bretón llamado Emilian - Emiliano -. Tras su muerte, la fama de santidad y la ubicación del lugar  en el camino jacobeo,  convirtieron el enclave en lugar de peregrinación. Pronto se instalaron  otros monjes de la orden benedictina, que según la leyenda habrían plantado las primeras cepas. Junto a la primitiva gruta, se excavó en la roca la iglesia monolítica, un templo subterráneo de tres naves, al que un camino directo, une con las catacumbas en las que según la leyenda, estaría enterrado San Emiliano. Esta iglesia excavada, tiene sobre ella un alto campanario del s. XII, de tres pisos que se remata con una flecha del XV.   

La iglesia monolítica  es sin duda lo más visitado de Saint Emilion,  pero no es lo único interesante.. En el siglo XIII fue erigida la Colegiata ( que tiene un soberbio Claustro ) y la Capilla de la Trinidad, en honor a San Vicente, que es el patrono de los viticultores.  Es muy agradable pasear por sus calles empinadas, con bonitas tiendas de comerciantes de vinos. La Plaza del Mercado con sus terrazas, esta siempre animada. Y es obligado un paseo por la rue Guadet  verdadera arteria central , con varios monumentos , entre ellos la fachada del antiguo convento de los Dominicos (Jacobins), frente al Ayuntamiento.  
 

Iglesia monolítica. Interior y catacumbas. Foto www.flickr.com

Además Saint Emilion  está situada en  una ruta estratégica que es el Camino Jacobeo francés en el que, a partir del siglo XI, se fueron construyendo numerosos monasterios, iglesias  y hospicios. En el 1199, Juan sin Tierra, Duque de Aquitania y rey de Inglaterra, concedió a Saint  Emilion  el estatus de  “ ciudad libre “ y le dio leyes propias.   

 Este hecho  se rememora cada mes de setiembre con una procesión cívica en que los concejales llevan sus togas rojas adornadas con armiño, hasta la iglesia monolítica.  Y cuando da comienzo la vendimia, los miembros de las Cofradías Vinícolas  se reúnen en la Torre del Rey – resto de un castillo del siglo XIII – para festejar el evento anual. 

De hecho, Saint  Emilion  es el lugar de origen del vino de Burdeos y posee su propia denominación. Pero en Saint Emilion, casi tan famosos como sus vinos  son los Macarons, pastas almendradas, que fueron creadas por las monjas Ursulinas en su convento hacia  1628, y que es una de las compras obligadas para los visitantes. ( Visitar la Fabrique de Macarons en la calle Guadet).  Y se exportaban a todas las cortes de Europa. 


El viñedo y los vinos de Saint Emilion


 

Saint Emilion. Vista aérea de la ciudad y los viñedos. Foto http://www.ulmsensations.com/

 

La Denominación de Origen (AOC) Saint Emilion es una de las más prestigiosas de las 38 denominaciones en que se dividen los vinos de la región en torno a Burdeos. Se trata de un vino tinto de calidad, producido a partir de los viñedos plantados en el entorno de la villa de Saint Emilion y otros ocho municipios circundantes. Son terrenos eminentemente calcáreos, conformados por suaves lomas, pendientes y hondonadas.

Con una superficie de casi 6.000 hectáreas de producción, el Saint Emilion representa el 6% de la producción total de los vinos de Burdeos. Se obtiene principalmente a partir de la  uva tipo Merlot, mezclada en menor  medida con Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon.
  
Terminada la visita de la villa de Saint Emilion,   nos desplazamos a una cercana explotación  vitícola familiar,  Château Haut Veyrac Saint Emilion Grand Cru.  

 
La Jurade. Cofradía del Vino de Saint Emilion delante del Palais Cardinal. Foto http://bonheursenbouche.canalblog.com

 
Situado en una de las colinas que dominan Saint- Emilion, su viñedo se extiende más de 10 hectáreas en un terreno de  arcilla y piedra caliza donde crecen en las mejores condiciones, el Merlot y Cabernet Franc  que sirven para elaborar sus caldos. El propietario nos habló de  las características de su bodega y  de la elaboración del vino en Saint- Emilion. Con una degustación del Château Haut Veyrac 2008 finalizó  la interesante visita.



Burdeos, fin del Crucero entre viñedos

 

 Burdeos. La Plaza de la Bolsa iluminada. Foto http://mes-etudes.fr


Regresamos al barco para el almuerzo, mientras iniciamos la navegación hacia Burdeos, donde llegamos  sobre las 18.00h y quedamos atracados en el muelle de Chartrons. 

Después de la cena, ya oscureciendo en la tarde veraniega, visitamos Burdeos iluminado. Un corto recorrido en autobús  nos dio una panorámica de la ciudad  y sus principales monumentos encendidos; luego  siguió un agradable paseo  a pie por el Casco Histórico. Burdeos está clasificada como Patrimonio Mundial por la UNESCO. 



La capital bordelesa,  el Estuario del Gironda y el conjunto de las  Denominaciones de  vinícolas (AOC) de Burdeos, merecen un reportaje aparte, que abordaremos en una próxima entrada en este blog.  

Así terminaba este estupendo viaje fluvial con aroma de vino. Salimos de Burdeos en dirección  hacia el Océano Atlántico para disfrutar de la brisa marina. Al mediodía estábamos a orillas de la Bahía ( Bassin) de Arcachon. Pero esto es otra historia que también contaremos otro día.  Hasta pronto. 

1 comentario:

  1. Bello lugar para visitar, estoy realizando esta fp información turística, ya que me gustaría para desempeñar con éxito una profesión en el sector del turismo.

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