jueves, 21 de julio de 2016

Las Cataratas Victoria, maravilla natural de África





En un reportaje anterior sobre Botsuana, quedé en relatar los detalles de nuestro desplazamiento hasta  estos lugares maravillosos que hemos visitado.  

Nuestro viaje comenzó en Bilbao, en un vuelo de British Airways a Londres- Heathrow y desde allí directamente, con la misma compañía, a Johannesburgo, África del Sur. Fueron apenas dos horas de transito en el aeropuerto londinense, y en la Sala Vip porque,  como quedó dicho,  volamos en clase Business, a bordo del espectacular Airbus- 380, el mayor avión de transporte de pasajeros actualmente en servicio. 


Asiento de Clase Business. Airbus A-380 de British Airways


Un estupendo viaje, claro,  en el que además la aeronave ni se movió en las 10 horas de vuelo, cruzando de norte a sur el continente africano.  Además, como el viaje fue prácticamente en su totalidad sobre el mismo meridiano, no hubo cambio de horario apreciable y por lo tanto el “jet lag” fue muy ligero y llegamos a Sudáfrica frescos como una rosa. 

Viaje a las Cataratas Victoria 

Tras dos agradables jornadas en Johannesburgo  y una breve visita a  Pretoria, la capital de Sudáfrica, que relataré más adelante, salimos en avión hacia las Cataratas Victoria. Están  situadas justamente en la frontera entre  Zambia y Zimbabue, porque el  río Zambeze es la frontera natural entre ambos países. Más precisamente esta maravilla natural está  ubicada a horcajadas entre el distrito de Livingstone, en el Sur  de Zambia, antigua Rodesia del Norte,  y el distrito de Hwange, en la región de Mashonalandia Occidental, en el Norte de  Zimbabue, la antigua Rodesia del Sur.  

Tomamos un vuelo entre Johannesburgo y Livingstone, Zambia, el aeropuerto con las mejores pistas de esta región, donde aterrizamos tras menos de dos horas de viaje. Las formalidades de entrada al país, visado y tasas, fueron desesperantemente lentas. En el aparcamiento del aeropuerto nos esperaba un autobús para trasladarnos hasta Victoria Falls Town, Zimbabue, a unos 20 kms, donde estaba nuestro hotel, y donde pueden disfrutarse las mejores vistas de las cataratas. 

Dos horas esperamos en el autobús ( aún no sabemos para qué ) y ya nos pusimos en marcha para alcanzar la cercana frontera de Zimbabue.  Allí "disfrutamos"  otras dos horas de espera en la frontera,  para que los guías y chóferes presentaran nuestros pasaportes, se rellenasen los formularios, se pagasen las tasas y se obtuviera la correspondiente visa de entrada. Y adelante....... La burocracia puede ser irritantemente absurda en estos países, especialmente para el turista occidental no habituado, y es importante tomarse la situación con mucha calma...

En Victoria Falls Town


Hotel Victoria Falls. Zimbabue


Con todo y  por fin llegamos al Hotel Victoria Falls con bastante retraso sobre el horario previsto; y  pudimos comer  en el gran jardín. Asomado a la cuenca de las cataratas, cuyo vapor de niebla se adivina a lo lejos, es un hotel que fue la joya de los tiempos coloniales británicos; hoy tiene un cierto aire retro y decadente, también elegante,  del viejo imperio.   

Ante la imposibilidad de visitar las cataratas aquella tarde, como estaba previsto, porque se cierran a las visitas después de las 18 horas,  tras el almuerzo nos fuimos al cercano Kingdom Hotel, nuestro alojamiento, dentro también de la ciudad  de las cataratas. Si el hotel Victoria Falls era de estilo colonial, el Kingdom parecía una fortaleza de gusto primitivo, pre imperial. Su nombre y su arquitectura están inspirados en las famosas ruinas del Gran Zimbabue, el centro de una poderosa civilización conocida como el Imperio Monomotapa  que abarcaba zonas de los actuales Zimbabue y Mozambique, entre el siglo XI y el XV.


Hotel Kingdom. Victoria Falls Town


Descansamos y visitamos los hermosos jardines, habitados por una variada fauna de pluma y pezuña, toda ella de gran exotismo. La cena fue en un restaurante cercano al hotel, el Boma, inspirado en la cultura, la gastronomía, la arquitectura y el folklore tradicional.  En una inmensa choza, con cubierta de paja, nos sentamos a degustar un variado buffet, también con especialidades locales, entre ellas, carne de facocero, de impala y de cocodrilo. Una excelente exhibición de música, percusión y danza, nos amenizó la velada. Diversos artesanos de la madera, ofrecían sus trabajos. Yo compré varios hipopótamos preciosos de diferentes tallas. 


Danzas autóctonas en la  cena Zulú. Foto E.G.E.  

 

Situación y Formación de las Cataratas  

En realidad no se trata de ningún salto de agua en una zona de montaña. El  Zambeze, que es el cuarto río mayor de África, nace en la frontera entre Zambia y el Congo, y fluye de forma tranquila  durante cientos de kilómetros por una llanura de basalto interminable.  Y de repente se encuentra con una serie de fallas tectónicas con decenas de metros, tanto de longitud como de altura, y sus aguas se desploman a esta garganta profunda con gran estrépito. 


Foto www.siyabona.com


Fue hace millones de años cuando un gran movimiento telúrico abrió en esta llanura, hoy frontera entre Zimbabue y Zambia, una sucesión de irregularidades tectónicas de unos 100 metros de profundidad y varias decenas de ancho, que rasgaron esta mole de basalto en una gran grieta. Al tropezarse con este escalón, el río Zambeze se abalanza hacia el abismo con una fuerza descomunal, sobre todo en la época de lluvia, cuando lleva su máximo caudal, formando las cataratas más largas del mundo (1.700 metros de frente). Luego sigue su curso casi 200 kilómetros más, pero encañonado por el complejo de fallas hasta que se embalsa en el lago Kariba.  

Las Cataratas Victoria están formadas por la caída en picado del agua a través de una pared vertical,  esculpida por la erosión de la corriente a lo largo de una meseta de basalto. La profundidad de esta llamada Primera Garganta, varía entre los 80 metros en su parte más occidental hasta los 108 metros en el centro. La única salida para este volumen de agua, se encuentra hacia la mitad del acantilado de la orilla de Zimbabue,  



En esta foto aérea se perciben muy bien las dos partes del sistema de las cataratas. A la derecha la placidez con que el río Zambeze se desliza sobre una llanura,  en la que se han formado numerosos islotes de verdor. El humo blanco, en realidad neblina, se produce con la caída vertiginosa de las aguas en el borde la falla que, como se aprecia, no es muy ancha. 

Del fondo de la falla sale un cauce fluvial, estrecho, entre paredes angostas, que forma meandros durante bastantes kilómetros Ese cauce lo salva un puente construido en 1905, que en principio era exclusivamente para el Ferrocarril que llegaba desde El Cabo, al sur de Sudáfrica y que proseguiría en dirección norte hasta El Cairo. El proyecto total, que nunca llegó a realizarse,  era  unir por vía férrea las colonias británicas del continente, desde el extremo Sur hasta el Mediterráneo; la línea que Cecil Rhodes llamaba El Cabo - El Cairo.

Hoy el puente soporta también una carretera que une los dos países  y más directamente las dos ciudades que están ubicadas a ambos lados de las cataratas: Livingtone Town en Zambia ( donde está el aeropuerto del mismo nombre ) y Victoria Falls en Zimbabue, donde estaba nuestro hotel.

Las estaciones climáticas y las Cataratas 

La meseta por la que discurre el río Zambeze experimenta una estación lluviosa desde finales de noviembre hasta principios de abril; y una estación seca el resto del año. La inundación anual tiene lugar entre febrero y mayo con un pico en abril. El agua pulverizada de las cascadas llega a alcanzar una altura de 400 metros  e incluso los 800, dependiendo de la estación. 

No obstante, durante el periodo de inundaciones no es posible ver el pie de la cascada ni tampoco parte de la cortina de la catarata; además los paseos a lo largo del acantilado resultan ser una ducha constante debido a la abundante agua vaporizada. Cerca del borde el vapor de agua sube como una lluvia invertida, especialmente en la orilla zambiana. 

Según va entrando la estación seca, las cimas se hacen más anchas y numerosas; desde septiembre a enero más de la mitad de la cara de las cataratas, puede llegar a quedarse desecada, e incluso totalmente si la sequía es muy severa. Y ello permite observar la Primera Garganta en casi toda su longitud. En esa época de estiaje, resulta posible —aunque no necesariamente seguro— caminar a lo largo de algunos tramos por las crestas del río. 


Las Cataratas casi desaparecen en época de gran sequía.


También es factible marchar desde la parte inferior de la Primera Garganta hasta la base del acantilado en la orilla de Zimbabue. El menor caudal sucede en noviembre, y es una décima parte del de abril; esta variación de caudal también es mayor que en otras grandes cascadas y hace que la media anual de caudal de las Cataratas Victoria sea menor de lo esperado, si se compara con la máxima. 

La Vegetación y la Fauna en el entorno 

La zona circundante, increíblemente hermosa, está declarada Parque Nacional y acoge gran variedad de árboles y plantas, además de animales fascinantes como el hipopótamo, el elefante, la jirafa, el ñu, la cebra y hasta el león. En las paredes de roca anidan hermosas aves como el águila y el singular halcón teita

El ecosistema típico de esta zona es la sabana de arbustos  espinosos, donde abundan ejemplares de acacias de parasol que dan una majestuosa apariencia al paisaje. 


La visita a las Cataratas

Monumento a David Livingstone junto a las Cataratas


Las Cataratas Victoria fueron encontradas por el explorador  y misionero escocés David Livingstone, el 16 de Noviembre de 1855.  En el año 1989 la Unesco las inscribió como Patrimonio de la Humanidad, protegiendo un área de 8.780 has. Desde el año 2010 están integradas dentro del Área de Conservación de Kavango-Zambeze

Por la mañana temprano, un día ligeramente lluvioso, después de recorrer el Visitor Center, nos trasladamos hasta una zona delimitada para poder apreciar de cerca el espectáculo de las cataratas. Una gran monumento a Livingstone recuerda a quien dio a conocer al mundo esta maravilla natural.  Un sendero de varios kilómetros, asfaltado en su mayor parte, ha sido acondicionado a lo largo del borde de la falla, junto con una serie de miradores, que permiten disfrutar con seguridad de la vista desde diferentes ángulos. Nos quedamos mudos ¡Aun siendo época de poco agua, el espectáculo era impresionante! ¡Como sería en época de lluvias! 

Ante el miedo a resbalar en una zona tan húmeda, contraté el servicio de un silla rodante y mi visita fue así  mucho más tranquila y descansada, con el acompañamiento además de un guía local exclusivo,  que al tiempo empujaba el vehículo. 


Sendero de visita en la orilla de Zimbabue.


Incluso en esta estación seca hay que ponerse un buen chubasquero, sombrero y todo lo necesario para no terminar calada hasta los huesos.  Y un calzado adecuado, porque el agua en su caída libre, revierte hacia arriba una parte,  convertida en nubecillas de vapor, de las que no se libra nadie que quiera asomarse al abismo para disfrutar de la vista general. 

Varios puestos  que ofrecen recuerdos, artesanías locales y mapas orientativos, están disponibles a lo largo del recorrido. Por cierto el acceso a la zona de visita cuesta ( diciembre 2015) 30 euros. Y  aparte, en mi caso, una propina adicional y bien merecida de 20 euros al guía acompañante que me ayudó con la silla de ruedas.  

Tras la visita regresamos al hotel para el almuerzo y de inmediato iniciamos el camino hacia el Parque Nacional de Chobe en Botsuana, a unas dos horas de viaje. Allí disfrutamos de unos  maravillosos safaris por  el río Cuando  y por la sabana circundante, que ya he contado en artículos anteriores.

Actividades de aventura 


Foto: www. diariodeunturista.com


En el Zambeze, apodado ‘el río suerte o muerte’, puede practicarse uno de los rafting más famosos -y peligrosos- del mundo. Esto solo es posible cuando el caudal del agua es menor. Y los más intrépidos preferirán también esta época para poder darse un chapuzón en la Piscina del Diablo, una alberca natural a la que se accede en barco y que, cuando el río disminuye su caudal, permite bañarse  literalmente al borde del abismo de las cataratas.  

Desde el puente del ferrocarril se practica el  “puenting“ . Hay visitas aéreas de toda la zona, tanto en helicóptero como en  ultra ligero. En ambos casos  se garantizan vistas y experiencias inolvidables.


El Royal Livingstone Express cruzando el puente sobre las Cataratas


La propuesta de actividades para entretener la estancia se completa con pesca,  rutas en quad,  viajes en barco,  safaris de uno  o varios días; excursiones a pie o cenas en trenes ambientados en la época  victoriana. Es fácil contemplar el arco iris sobre las cataratas y ver las puestas de sol sobre las aguas. En otro viaje bien diferente, el tren de época,  Royal Livingstone Express, cruza el puente sobre las cataratas.



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